Nagekomi previo al tinto de verano


Qué se puede decir. Se acaba esta temporada y me pilla a pie cambiado.
Lo digo porque me cuesta ponerme nostálgico, recordando aquellos momentos entrañables mientras suena de fondo la música de Aquellos maravillosos años, cuando aún tengo parte del tatami pegado de la última sesión de Nage komi intensivo con Fon.

Fotos: Fran MF

Hagamos un esfuerzo. Pienso que cada uno se lleva, al menos, un curso de experiencias; unas más intensas, unas mejores que otras, alguna pequeña lesión, los premios, los campeonatos, victorias y fracasos,... si somos mínimamente sinceros tenemos la suficiente capacidad autocrítica para saber en qué hemos mejorado y el trabajo que nos queda. Y si no siempre hay quien nos lo diga, llámesele profesor, conocido o coleguilla. Personalmente no me hacen ningún favor alabándome los errores. Aún así estoy seguro que tenemos motivos suficientes para sentirnos a gusto con el trabajo desarrollado en esta temporada, aunque sólo sea por haber llegado hasta aquí, hasta el soleado 30 de julio con el judogi puesto hasta que suene la campana.


Hoy alguno terminó la clase gritando que lo había conseguido, que había logrado aguantar la temporada entera, otros se miraban el cinturón recordando el color con el que habían empezado en septiembre del año pasado o debatían con los profesores las técnicas que les habían funcionado mejor en los randoris. Pequeños triunfos personales.






Fotos: Elo, Chas y Fran MF

En septiembre más. Nuevos retos para nuestra vieja lona. Parece que hasta septiembre hay una eternidad pero no vamos a tener tiempo a que el traje coja telarañas. Mientras tanto disfrutemos de las vacaciones, la familia, la playa y... como no, los atascos, la fritanga, las fiestas patronales y los grandes éxitos de Georgie Dann.


Fran MF